El barrio
El barrio de La Estrella, se encuentra situado en la parte oriental del término de Mosqueruela en la provincia de Teruel (España). Se asienta sobre una ladera rocosa y soleada en la margen izquierda del río Monleón, a unos 800 m de altitud sobre el nivel del mar, siendo sus coordenadas geográficas: 40º, 21’ de Latitud Norte y 0º,18’ de Longitud Oeste (sobre el M. de Greenwich).
El barrio consta de unas cuarenta casas, además del Santuario y las Casas de la Virgen y en su etapa de mayor apogeo llegó a contar con algo más de cien personas habitando en la aldea, además de las numerosas masías adscritas al barrio.
Posteriormente, sufrió un progresivo proceso de despoblación, hasta quedar con tan solo dos habitantes fijos (los ermitaños).
En la actualidad, la adquisición y restauración de un buen número de casas por parte (sobre todo) de vecinos de Mosqueruela ha dado cierta vida al barrio, que por otra parte recibe constantes visitas de turistas y amantes de la naturaleza.
Mención aparte merecen los numerosos devotos que a lo largo de todo el año se acercan hasta el santuario para visitar a la Virgen fuera de la fecha de la romería.
El Santuario
La iglesia actual, se comenzó a construir en el año 1720, en el lugar que ocupaba un templo anterior de menores dimensiones. El edificio consta de tres naves con crucero y media naranja, con fachada de piedra de sillería sobre la entrada y dos torres laterales. Sobre la puerta, se encuentra el coro y las bóvedas están decoradas con pinturas alusivas al Antiguo y al Nuevo Testamento. La iglesia, sigue los cánones del modelo de ermitas barrocas que se construyeron en esta época y destaca sobre el conjunto de las casas del barrio por sus considerables dimensiones y por el brillo de la cúpula de teja vidriada.
El conjunto, lo completan dos casas de peregrinos que junto con la iglesia cierran la plaza y que estaban destinadas a albergar la gran confluencia de estos en algún tiempo. La llamada “Casa Vieja” es un edificio rectangular de grandes dimensiones, con dos plantas en las que se ubican salones, cocinas y habitaciones. La fachada está decorada con motivos vegetales muy vistosos. Se desconoce la fecha de su construcción, pero se sabe que es anterior a la de la iglesia actual.
Por su parte, la “Casa Nueva” es un edificio de planta cuadrada, con dos plantas y escalinata en la entrada principal. Una escalera central comunica las habitaciones a los lados culminada por linterna en el tejado. En estas habitaciones hubo igualmente cocinas, escuela, y otros servicios. Las pinturas de su fachada son del mismo tipo que la anterior y el edificio data del año 1738.
La aparición de la imagen y evolución de las rogativas
Sobre la aparición de la imagen de la virgen, transcribimos un texto del padre Faci, ( por ser el más antiguo que se conserva sobre el particular), en su libro “Aragón, Reyno de Christo y dote de Maria SSma.” publicado en Zaragoza en 1739.
Dice así:
“…movido sin duda del cielo, un pastor comenzó a frecuentar con su ganado este áspero sitio, y un día entre lo confuso de los boxes a la sombra de un copado pino, vio un gran resplandor que casi le privó la vista; (…) admirando la novedad, quiso como otro pastor Moysés, examinar el misterioso resplandor y aplicando atento los ojos, vio entre tantas luces una Celestial Matrona, (digo) la S. imagen de María SSma., sentada, como Reyna Soberana y con su hijo SS. En el brazo izquierdo, y que con la mano derecha ostentaba una brillante estrella; lleno de gozo celestial, dixo a María SSa. mil alabanzas , dando las gracias por el favor nunca merecido, con cuya Estrella esperava , avía de lograr Mosqueruela la suya.
(…) Vino a fin a dar noticia de todo el suceso a su Patria Mosqueruela, que examinando todo lo que aquel avisava fue en procesión a ver aquel raro prodigio, que se había visto en sus términos. Al hallarla como avía dicho el pastor, fue adorada la S. Imagen por la devota villa de Mosqueruela y trasladándola de este sitio, fue colocada en la Iglesia Parroquial; más como era voluntad del Altíssimo, elevar aquella áspera selva al sitio de la aparición, dexando la Iglesia Parroquial hallóla segunda vez el Pastor, y la Villa la traxo en procesión segunda y tercera vez, pero restituyéndose siempre al mismo sitio, conocieron era voluntad de María Ssma., ser venerada en aquel bosque.”
Es de suponer, que inmediatamente después de la aparición de la imagen, se construiría una ermita en este lugar; aunque en principio se tratara de un edificio de pequeñas dimensiones. Este templo, fue ampliado en varias ocasiones hasta llegar al que contemplamos en la actualidad cuya construcción data del año 1724, tal como reza la inscripción tallada sobre la puerta de entrada.
Durante los años posteriores, se constata una gran afluencia de peregrinos, al tiempo que la aldea experimenta sus máximas cotas de población y prosperidad. Durante algún tiempo se vinieron realizando dos rogativas anuales (una en Mayo y la otra en Noviembre por Sanmartín), además de otras extraordinarias en momentos de grandes sequías, plagas, o para pedir la paz, como fue el caso de la que se organizó en septiembre de 1938 en plena Guerra Civil. También puede considerarse extraordinaria la del año 1940, en la que se transportó a hombros la nueva imagen desde Mosqueruela, que habría de reemplazar a la destruida durante la guerra.
Un suceso catastrófico.
La fecha del 9 de Octubre de 1883, ha quedado marcada para siempre como la de la mayor desgracia ocurrida en la historia del barrio.
Aquella noche, la naturaleza se desbordó en forma de lluvia torrencial, de tal forma que sus habitantes creyeron que había llegado un “segundo diluvio”. El resultado fue desolador: 26 personas muertas, algunos desaparecidos, y 17 casas destruidas.
La inundación, no fue causada como pudiera pensarse en un principio, por el río Monleón. La causaron dos pequeños torrentes que confluyen en el barrio, que recogen las aguas desde la parte Norte. Estos barrancos, aunque secos todo el año, fueron capaces de sembrar el terror en esta ocasión. La gran cantidad de agua caída en pocas horas, unida a la enorme pendiente del terreno, arrastraron todo cuanto encontraron a su paso, incluidas unas cuantas casas y sus infortunados moradores.
Sobre aquel suceso, perviven anécdotas y recuerdos de todo tipo, que nos han llegado de forma oral, pero además, existe el relato escrito de los hechos (así como la relación completa de las víctimas) realizado por un contemporáneo de los mismos: el secretario del ayuntamiento en aquella fecha. Su testimonio nos resulta sobrecogedor. Entresacamos algunas de sus palabras:
“…. Serían las seis de la tarde (…) cuando se tocó el Santo Rosario en La Estrella. El río Monleón, seco todo el año, llevaba siete u ocho metros de agua en elevación, jamás se había visto, por noventa o cien de anchura, de manera que cubría ya la Virgen que de azulejos hay encima de los caños de la fuente, arrastrando encinas, pinos y peñascos, cuyo choque hacía estremecer, aunque (…) por aquella parte, ningún peligro les amenazaba, puesto que están asegurados por un malecón que les defiende perfectísimamente. Salen de la Iglesia y entre siete y ocho, cerniéndose sobre sus cabezas la más deshecha tormenta, desátanse las cataratas del firmamento, y en medio de un no interrumpido relámpago, y horrísonos truenos, un viento huracanado, a manera de tromba (…), descarga la nube tanta cantidad de agua, un torrente, que aquello, dicen, parecía un segundo diluvio.
(…)Algunas personas, se salvaron, horadando las paredes de las casas por uno y otro lado, huyendo del crujir de las maderas y el desquiciamiento de las paredes que los enormes peñascos de aquellos desfiladeros de la parte del N. (…) iban arrastrando (…) destruyendo los edificios, sembrando a su paso la desolación.”
El secretario, continúa su relato con la relación de los fallecidos encontrados (22, en un primer momento), así como de varios desaparecidos y la descripción de lo que a sus ojos resultaba un espectáculo dantesco en un paisaje sembrado de cadáveres y destrucción.
De sus palabras destaca la triste anécdota del caso de una familia en la que solo se salvó el padre, ya que había ido esa tarde a Villafranca para avisar al médico de que se encontraba su mujer enferma y próxima a dar a luz. Cuando regresó, lo había perdido todo: su casa, su esposa y sus tres hijos de corta edad.
Destaca también el hecho de cómo los vecinos de Mosqueruela, se volcaron en la ayuda de los habitantes del barrio en los días posteriores a la tragedia, como no podía ser de otra manera.
La pista y el monumento en la Cruz de Montaña.
La pista que conduce al barrio de La Estrella, nace desde la carretera que enlaza Mosqueruela con Iglesuela y Villafranca, y tiene un recorrido de unos 12 kilómetros, muchos de ellos de gran pendiente.
Su trazado, fue terminado en el año 1967, y supuso para la aldea el final de un aislamiento ancestral en el que la única forma de acceso era a pie o en caballería.
Por su parte el monumento, está formado por una figura realizada en hierro, que representa a la Virgen con el Niño sobre un pedestal de piedra y está situado en el lugar donde comienza la pista citada, que constituye el acceso principal al santuario. Costeado íntegramente por suscripción popular, fue inaugurado en agosto del año 1993 y es obra del escultor turolense José Gonzalvo.
Por su ubicación en un lugar elevado, el monumento destaca sobre el horizonte al lado de la carretera para disfrute y admiración de todos los que por allí circulan.